Los pueblos indígenas de Colombia, en particular los del Amazonas se enfrentan a una situación completamente nueva para ellos -un conflicto armado- sin saber como enfrentarla. Entre 1999 y 2003, cerca de 300 indígenas han sido asesinados, lo que cuadriplica la ya alta tasa nacional. A su vez, 1.725 indígenas se vieron obligados a desplazarse; 41 indígenas de 12 pueblos distintos, están desaparecidos, mientras que dos médicos tradicionales y seis promotores de salud fueron asesinados.

 

28/11/2003
Indigenismo
Situación de los indígenas en Colombia

Los pueblos indígenas de Colombia se enfrentan hoy a una difícil situación. Además de la poca atención del Estado y la opinión pública, se encuentran en el centro del conflicto armado que lleva más de 40 años. No existe referencia al impacto que el conflicto colombiano ha tenido sobre los grupos étnicos, como pueden ser los asesinatos, desplazamientos forzados, expropiación de tierras, suicidios colectivos y hasta intentos de exterminio de comunidades enteras.

La desaparición de los pueblos indígenas como costo menor del conflicto armado de Colombia es algo de lo que no se ha hablado. Según varios grupos de defensores de derechos humanos, éstos se han visto desplazados, perseguidos y en algunos casos asesinados por una guerra que es completamente ajena a ellos. Los espacios geográficos en los que actualmente se desarrolla el conflicto dejan en evidencia que la ocupación y presencia de los territorios y reservas indígenas son un objetivo estratégico para las acciones de todos los actores armados que participan.

Los pueblos indígenas de Colombia, en particular los del Amazonas se enfrentan a una situación completamente nueva para ellos -un conflicto armado- sin saber como enfrentarla. Las organizaciones indígenas realizan campañas de sensibilización y de información que han buscado alertar y exigir medidas preventivas, iniciativas que en su mayoría han sido ignoradas por la opinión pública colombiana, por los medios de comunicación, por los actores armados y por la comunidad internacional.

Las iniciativas gubernamentales de protección de los derechos de los pueblos indígenas tales como la comisión de Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas, se han mostrado inoperantes, indiferentes e inactivas. Las instituciones internacionales también han encontrado dificultades para desarrollar programas de protección de los derechos de la vida de estos grupos.

Según un informe, publicado el 21 de noviembre, de la Asociación Latinoamericana de Derechos Humanos (ALDHU) el conflicto armado colombiano pone en peligro a 22 de los 54 grupos indígenas que habitan la zona amazónica del país. El estudio advierte que algunas de estas comunidades indígenas no superan las mil personas y que corren el riesgo de desaparecer por la influencia de grupos guerrilleros y paramilitares.

El director ejecutivo de ALDHU, Darío Villamizar, aseguró que la situación es muy grave porque "si las violaciones de derechos humanos ya son algo grave de por sí, las que se hacen contra pueblos enteros lo son mucho más". Los datos arrojaron que entre 1999 y 2003, cerca de 300 indígenas han sido asesinados, lo que cuadriplica la ya alta tasa nacional. A su vez, 1.725 indígenas se vieron obligados a desplazarse; 41 indígenas, de 12 pueblos distintos, están desaparecidos, mientras que dos médicos tradicionales y seis promotores de salud fueron asesinados.

Se denunció que existen constantes acciones militares en las "tierras de culto", ocupación del territorio tradicional, control del ingreso de alimentos y combustibles por partes de los grupos armados y del ejército. El informe señala que la llegada de la coca a la región atrajo también a los grupos armados, guerrilla y paramilitares y posteriormente las campañas oficiales de erradicación de cultivos ilícitos, lo que, según ALDHU, afecta a los indígenas.

Los nukak makú, pueblo en peligro de desaparición

Los nukak makú, son un pueblo indígena colombiano que habita en las márgenes de los ríos Guaviare e Inírida en territorio amazónico, están en peligro de desaparecer. La colonización, la expansión de cultivos de uso ilícito (coca, etc.) y el conflicto armado amenazan su supervivencia.

Desde que en 1988 se conoció la existencia de este pueblo, quizá el último grupo nómada de cazadores-recolectores que recorren la amazonía colombiana, se han convertido en un reto de protección para las autoridades nacionales, regionales y locales. Pese a su aislamiento, sus impenetrables lugares de caza, pesca y recolección, constituidos como resguardo indígena a lo largo de poco más de 600.000 has., son ahora lugares expuestos y vulnerables a la colonización, al cultivo de hoja de coca con fines no lícitos, a la confrontación armada y a la prospección y eventual explotación de petróleo.

La más reciente crisis se presentó por presiones de los actores armados, obligando, como consecuencia, al desplazamiento forzado de 31 nukak que hoy están en peligro de morir a causa de la gripe, ya que no cuentan con inmuno defensas contra esta enfermedad.

El presidente colombiano Uribe solicitó a las autoridades del departamento del Guaviare la protección de los nukak para evitar su desaparición. Por ahora, este pueblo nómada ha sido ubicado temporalmente en la Laguna de la María y aunque se ha reconocido su territorio y se han destinado recursos por 397 millones de pesos (140 mil dólares) para su sostenimiento, los nukak no cuentan con una autoridad que pueda asumir el liderazgo y la protección de su pueblo, y aun no ha podido hacerse efectiva la utilización de estos recursos en su beneficio.

Cómo viven
El dominio de la cacería, la recolección de frutos silvestres, la construcción de campamentos temporales y la ausencia de jefes políticos e institucionales, son sus modos de vida. No utilizan canoas y sus desplazamientos por los ríos son a nado. Para la vivienda, en sitios de paso construyen "barranquitas de hojas" ligeras y perecederas; otras veces forman campamentos semi permanentes en las cercanías de pueblos de indígenas y colonos. Desarrollan prácticas hortícolas de variable ocurrencia, variedad o importancia. En sus tareas de autoabastecimiento, observan una división por sexo y edad: las mujeres se ocupan del cultivo y preparación de alimentos, del cuidado de los niños y de la fabricación de arcilla. Los hombres cazan, pescan y recogen productos silvestres. La recolección de una amplia variedad de fibras, maderas, plantas, frutos e insectos, es una tarea que lleva adelante el grupo familiar en su conjunto.

Para los expertos, los nukak makú son probablemente la única etnia amazónica que aún mantiene una forma de vida de tipo cazador-recolector tradicional y una alta movilidad (son nómadas).





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