Tráfico de ruinas En las últimas décadas, y especialmente tras la reciente guerra, el territorio iraquí, una de las mayores reservas arqueológicas del planeta, ha sido saqueado. Expertos de UNESCO califican el despojo como "catástrofe cultural" y piden un acuerdo internacional para impedir el tráfico. Irak es uno de los lugares del mundo con mayor densidad de yacimientos arqueológicos, pero su patrimonio ha sido destrozado por tres décadas de dictadura, tres guerras y el embargo internacional. Según un equipo de UNESCO, en este territorio, cuna de las culturas mesopotámicas, entre otros resultados de la reciente guerra, se ha producido "una catástrofe terrible en monumentos, museos, yacimientos, archivos y bibliotecas". Desde la invasión de las tropas estadounidenses ha aumentado el pillaje en cientos de sitios arqueológicos; el desastre cultural no se limita solamente al saqueo de miles de piezas en el Museo Nacional, realizado el mes pasado. "El saqueo organizado de antigüedades ha alcanzado una escala increíble en Irak en los últimos años, incrementándose desde el comienzo de esta segunda guerra del Golfo", dijo uno de los miembros del equipo de la UNESCO, el estadounidense McGuire Gibson, arqueólogo de la Universidad de Chicago. Como ejemplo, agregó que, en Nippur, un yacimiento sumerio de 4.000 años de antigüedad, situado unos 150 kilómetros al sur de Bagdad, se han detectado excavaciones ilegales en las últimas dos semanas. Su colega y compatriota John Russell, señaló que, si bien los yacimientos arqueológicos más famosos del país -Ur, Hatra, Nínive, Babilonia, Kish y Uruk- estaban "seguros" de momento, necesitan mayor protección. En particular, Russell señaló que que, durante su visita a Nínive, capital de los asirios fundada en el año 721 a.C, atestiguó que el ejército estadounidense sólo protegía la ciudad (situada al norte) durante el día, entre las ocho de la mañana y las ocho de la noche. Dada la gran posibilidad de que se extiendan los saqueos, solicitó que la vigilancia se prolongase toda la noche. En Babilonia, ciudad totalmente reconstruida por el régimen de Sadam Hussein, no queda ningún resto arqueológico de relevancia. No obstante esta escasez, para visitar la antigua y restituida ciudad a los arqueólogos les es necesario negociar por horas con los soldados estadounidenses y sólo se puede visitar en compañia de un oficial. Es casi imposible visitar Ur, la ciudad sumeria fundada en el 6000 a.C, cuyos restos datan de dos milenios antes de Cristo; la visita es casi imposible ya que, debido a que la seguridad que exige la base aérea estadounidense más importante de Irak (situada muy cerca del yacimiento -en los alrededores de Nasiriya, unos 200 kilómetros al sur de Bagdad) es preciso solicitar infinidad de permisos porque la seguridad es imponente. Por su parte Uruk (Warka), ciudad sumeria fundada en el 4000 a.C., situada en una zona tribal, es vigilada por los propios habitantes. La cosecha y el tráfico internacional Los saqueos, sin embargo, se dan en sitios menos célebres. Otro miembro del equipo de UNESCO, Roberto Parapetti, director del Instituto de Conversación de Irak en Roma, señaló que "las excavaciones clandestinas en Irak son un auténtica tragedia". Según Gibson, un factor para explicar el aumento de los saqueos desde el pasado 20 de marzo, fecha en que comenzara la guerra, es que los campesinos no tienen a quien vender sus productos en el Irak de posguerra . "He hablado con campesinos que se encuentran en los alrededores de yacimientos que conozco", señaló el arqueólogo. "Ahora es la época de la cosecha. Antes, la vendían automáticamente al gobierno y ahora no tienen a nadie a quien venderla. Además, la gente tampoco ha cobrado sus salarios". Especificó que, si bien la falta de medios económicos puede disculpar a los campesinos, no hay justificación "para las redes de traficantes y compradores internacionales de antigüedades", que están haciendo su propia y gran cosecha de posguerra. Al respecto, Parapetti señaló que "tiene que haber un acuerdo internacional para prohibir la venta de objetos provenientes de Irak en todo el mundo". Días después de la toma de Bagdad, poco después de la toma de Bagdad, las primeras informaciones sobre el saqueo del Museo Nacional de Irak, desprotegido por soldados estadounidenses, hablaron de 170.000 piezas desaparecidas. El hecho de que la escala haya sido menor -se estima hoy día el saqueo en unas 2.000 piezas, de las que 33 son obras maestras de singular importancia- ha estimulado a responsables militares a intentar minimizar lo ocurrido. Sin embargo, el equipo de UNESCO sostiene que, si bien las pérdidas no son tan catastróficas como se pensó en un principio, lo ocurrido es de extrema gravedad. Gibson señaló que, si bien "ya no hablamos de cientos de miles de piezas perdidas, sí hablamos de miles. Y, hasta dentro de varios meses, cuando se termine el inventario, no sabremos lo que ha desaparecido". Por su parte, Russell señaló que, aunque menores que la primera estimación, las pérdidas siguen siendo cuantiosas: "es como si del Louvre se hubieran llevado La Gioconda y otras miles piezas de primera importancia. Es un museo del que faltan muchas cosas". De momento, la situación en el Museo Nacional se mantiene caótica y no se estima una fecha de reapertura. |
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