UNITA vota a su "hombre de paz", ¿adiós a las armas? La elección de un nuevo líder y la nueva institucionalidad de UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola, hoy principal partido de oposición), esperanza a quienes sostienen que el intento de proceso de paz, emprendido por los angoleños con la intervención de Naciones Unidas desde la década de 1990, podría afianzarse. El hecho de que Isaías Ngola Samakuva haya sido electo como nuevo líder de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA), hace a muchos augurar un verdadero punto final a 42 años de violencia en el país. El perfil personal de Samakuva, quien es considerado tanto por miembros de UNITA como del gobierno del MPLA y por representantes democráticos como un "hombre de paz" -a diferencia de su predecesor, Jonas Savimbi- junto con los mecanismos de mayor transparencia que llevaron a su elección como líder, hacen vislumbrar un cambio tanto en la política de UNITA como en la de Angola. "La gran batalla en Angola es ahora en pro del afianzamiento de la democracia y en contra de la corrupción. Guerra fratricida, nunca más" fue el lema del último Congreso de UNITA que, tras arduas sesiones, el viernes 27 de junio eligió al primer sucesor de Jonas Savimbi, anterior líder de UNITA muerto en combate en febrero de 2002. Luego de las cuatro jornadas del IX Congreso de UNITA, la candidatura de Samakuva venció con el voto del 78% de los participantes del Congreso, a la del carismático, aunque duro y arrogante, Paulo Lukamba Gato, general incondicional de Savimbi quien le sucedía de hecho en el liderazgo de UNITA desde su muerte, así como a la de Eduardo Dinho, quien abandonó a Savimbi luego de que éste decidiera fusilar a varios miembros de su familia en 1998. Dinho se incorporó en ese entonces a la "UNITA-Renovada", que en los últimos años ocupó los lugares de la oposición en el parlamento de Angola. Al decir de Mártires Correia Vitor, secretario general del ahora mayor partido opositor del país, "Samakuva fue electo por votación secreta, libre, genuina y democrática", y a su vez afirmó ante el congreso que "este hecho demuestra el comienzo de una nueva era en toda la sociedad angoleña". Al término del congreso, Samakuva confirmó que UNITA debe adaptarse a las nuevas realidades, porque "no hay dudas de que un sistema democrático es el que más se ajusta a los comportamientos de hoy, una actuación con transparencia, colocando encima de todo el primado de la ley y el respeto por las instituciones". La violencia en la que vive el pueblo angoleño desde hace casi medio siglo tiene raíces en el tortuoso proceso de su independencia respecto a Portugal, culminado en 1975, tras la toma del poder por la fuerza del MPLA (Movimiento Popular para la Liberación de Angola), grupo independentista que fuera reconocido como legítima representación de Angola por Naciones Unidas al año siguiente. Desde entonces, la lucha de otros sectores también independentistas pero opositores al MPLA en base a diferencias ideológicas irreconciliables, sumió a la rica y vasta ex colonia portuguesa del sudoeste africano en una devastadora guerra civil entre el gobierno del MPLA, alineado ideológicamente a los países socialistas y respaldado en especial por el gobierno cubano, enfrentado al FNLA (Frente Nacional de Liberación de Angola) y UNITA; los primeros con el apoyo de los servicios de inteligencia de Estados Unidos y de Zaire, y los segundos con el de Sudáfrica y los colonos portugueses. La larga guerra civil en gran medida se localizó en las zonas más ricas en diamantes y en pozos petrolíferos, que sirvieron de telón de fondo a las más feroces batallas entre el ejército gubernamental y los rebeldes de FNLA y UNITA. ¿Quién es Samakuva? El nuevo presidente de UNITA, nacido hace 57 años en el seno de una familia tradicional muy respetada -la mayor rama del grupo étnico Omnibundu-, factor de extrema importancia en Angola, es conocido entre amigos y adversarios por la frontalidad y la diplomacia con que trata los problemas. Según la analista portuguesa Anita Díaz Cordeiro a diferencia de muchos líderes africanos, Samakuva "tiene la rara virtud de saber compartir el poder y aceptar las decisiones de los otros". La experta hizo hincapié, además, en que el congreso de la UNITA fue de "continuidad en el cambio", ya que la imagen del movimiento "siempre se confundió con la de su incuestionable líder, Jonas Savimbi". En otras palabras, "mantienen a su fundador como un símbolo permanente, pero desean hacer lo que nunca fue posible mientras Savimbi estuvo vivo: modernizar y democratizar el partido", añadió Díaz Cordeiro. Empero, otras fuentes internacionales afirmaron que si bien Samakuva ha sido siempre descrito como una persona con habilidades diplomáticas naturales, en los comicios se le observó un costado "acalorado" de su temperamento, tanto en el tono con que presentó sus informes al Congreso, como en el de las conferencias de prensa y los debates previos con su principal oponente -Paulo Lukamba- adoptando las palabras y el comportamiento de un enérgico y resuelto líder. Algunos sostienen que el estilo diplomático de Samakuva podría tener más que ver con sus últimos años de trabajo para UNITA fuera de Angola (Londres y París) que con su propia naturaleza, aunque sus más allegados insistan en confirmar su capacidad reflexiva, amabilidad y absoluta confiabilidad, y concluyan con vehemencia que el poder no va lograr a cambiar a "SAM", como suelen llamarlo. Desde la muerte en combate de Savimbi, el 22 de febrero de 2002, no se han repetido enfrentamientos en Angola, dando de algún modo la razón al gobernante MPLA, que por 27 años sostuvo que era posible la paz si el carismático líder rebelde quedaba fuera de juego. Para no dejar dudas de su empeño en la colaboración democrática, UNITA llegó al punto de invitar y designar a un líder histórico del MPLA, Justino Pinto de Andrade, como presidente de la comisión electoral del Congreso. Finalmente, el mismo viernes 27 de junio, como muestra de esta intención de acercamiento entre adversarios hasta el presente encarnizados, el actual presidente de Angola José Eduardo dos Santos envió un mensaje de felicitaciones a Samakuva en el cual expresaba al nuevo líder opositor su "deseo de que, bajo su dirección, UNITA continúe contribuyendo para el proceso de democratización y de reconciliación, como condición indispensable para la normalización de la vida política nacional y para la consolidación de la confianza recíproca, que permita la confrontación de ideas en un clima de tolerancia y respeto por la diferencia". Los observadores coinciden en que, si esta agrupación entra realmente en una fase democrática y cristalina, el MPLA no tendrá más alternativa que comenzar a observar reglas más estrictas en la administración del poder. Nuno Pacheco, el subdirector del diario portugués Público, señaló que el presidente dos Santos, dirige "un país que teóricamente es uno de los más ricos del mundo, pero que continúa siendo uno de los más pobres". El analista sostuvo que eso se debe a "la inmensa riqueza de sus líderes". "Basta que cada una de las 59 personas más ricas del país cedan 10 % de su fortuna, lo que sería algo así como 400 millones de dólares, para que esa nación africana no continuase endeudándose con el extranjero", agregó Pacheco. El peor conflicto del mundo UNITA ha recibido varias sanciones por parte de la ONU desde los primeros años de la década de 1990. Desde entonces el gobierno del MPLA ha sido reconocido por Estados Unidos, luego de muchas reticencias que incluyeron el bloqueo económico y diplomático; (en parte en virtud de un "giro" hacia la social-democracia de la orientación del mismo). Se han sucedido luego numerosos intentos de acuerdos de paz entre la oposición y el gobierno, persistentemente incumplidos. El balance de la violencia en Angola, que dejó como saldo la muerte de 1,2 millones de sus 11 millones de habitantes, llevó al secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, a calificar el conflicto en 1999 como "el peor del mundo desde la segunda guerra mundial". UNITA ocupa gran parte del territorio angoleño, en particular la zona de minas de diamantes, dejando al gobierno con el petróleo como la única fuente de ingreso estable. Pero las hostilidades habían comenzado largo tiempo atrás, en febrero de 1961, cuando el entonces grupo guerrillero MPLA, al que pertenecían las clases sociales más desfavorecidas de Angola, asaltó la cárcel de Luanda y otros puntos estratégicos de la capital, rebelándose no solamente contra el dominio colonial portugués sino también reivindicándose en contra del sistema de poder internacional que le daba sustento y de la discriminación racial y el tribalismo. Los pasos del líder del MPLA, Agostinho Neto, fueron seguidos por unos pocos, como Iko Carreira, Antonio Condessa, Lucio Lara, MoBeto Monteiro Traça, Nito Alves, Caetano "John" Jacobo, Antonio da Costa Andrade y Manuel Soares da Silva, todos dirigentes históricos que le acompañaron en la gesta libertaria. Los grupos independentistas surgidos en los años posteriores (FNLA, UNITA, FLEC- Frente de Liberación de Cabinda) no lograron integrarse en la construcción de un gobierno de transición luego del derrocamiento del régimen dictatorial de Portugal el 25 de abril de 1974, por parte del que el Movimiento de Fuerzas Armadas, quien intentó propiciar en los Acuerdos de Alvor de enero de 1975, un gobierno que funcionase con la participación de todas las fracciones. Tras el golpe militar del 25 de abril de 1974 en Lisboa, cuando el MFA derrocara al gobierno de Marcello Caetano, sucesor del dictador Salazar desde 1969, fueron desclasificados documentos de la Policía Interna de Defensa del Estado (PIDE), que contenían referencias comprometedoras para la UNITA. Según esos documentos, la PIDE había acordado con Savimbi que el ejército colonial no les atacaría a cambio de hostilizar al MPLA. El Movimiento de las Fuerzas Armadas (MFA), que gobernaba Portugal, nombró en 1975 como gobernador de Angola para el período de transición al representante de la marina en el Consejo de la Revolución, Antonio DoAlva Rosa Coutinho, conocido en la época como "el almirante rojo" por sus simpatías por el MPLA. El mismo día en que Rosa Coutinho entregó el poder al MPLA, poniendo punto final a cinco siglos de colonialismo, la UNITA comenzó las hostilidades con el apoyo de la entonces segregacionista Sudáfrica, Estados Unidos y Gran Bretaña. |
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