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  Vietnam  

Los estadounidenses tienden a atribuir responsabilidades a otros países, pero no a sí mismos. Este es un ejemplo más del excepcionalismo de ese país, posiblemente vinculado psicológica y políticamente con su rechazo a la Corte Penal Internacional.

 

16/07/2003
El agente naranja sigue matando

En Vietnam, durante la guerra, Estados Unidos libró la mayor guerra química de la historia. Los efectos del agente naranja, un herbicida con el que el ejército americano roció buena parte del territorio vietnamita, se siguen padeciendo: no sólo en el medio ambiente, también en infinidad de casos de cáncer.

Una conferencia realizada en la Universidad de Yale el pasado abril concluyó que Estados Unidos libró en Vietnam “la mayor guerra química de la historia”.

Entre 1962 y 1971, Estados Unidos roció unos 72 millones de litros de herbicidas sobre Vietnam, 60 por ciento de los cuales era Agente Naranja. Los desfoliadores eliminaron 50 por ciento de los manglares del país asiático y tuvieron graves efectos sobre la fauna.

Agente naranja es el nombre en código de un herbicida de uso militar creado en los años 1940, que fuera usado principalmente en zonas de densa vegetación y selvas, a partir de 1960. Este herbicida actúa sobre la vegetación matando el follaje, lo que priva al enemigo de esconderse entre la maleza y la espesa vegetación de la selva.

El producto se probó en Vietnam a principios de los años 1960, pero su mayor utilización se dio durante el apogeo de la guerra (1967-68); después de este periodo su uso fue disminuyendo hasta que, para el año 1971 prácticamente dejó de utilizarse. Se le dio el nombre de agente naranja por una banda anaranjada que fue pintada a los barriles de almacenamiento, para su identificación.

El Agente Naranja contiene dioxina, una de las sustancias industriales más peligrosas, y es cancerígeno. Según normas federales de Canadá, se trata de un producto "peligroso, cualquiera sea su concentración" (estudio del Grupo Hatfield).

La concentración de dioxina en el Agente Naranja utilizado en Vietnam era 1.000 millones de veces superior a la hallada en algunos desechos industriales de Canadá (estudio del Grupo Hatfield). La dioxina aplicada durante la guerra aún persiste en Vietnam y ha provocado un alto índice de deformidades humanas.

Veintiocho años después del fin de la guerra, veteranos de guerra, civiles victimas del conflicto y descendientes de estos aún sufren los efectos devastadores del agente naranja. Durante los años en que fue utilizado en la guerra, se estima que se vertieron aproximadamente 44 millones de litros sobre Vietnam.

Si bien las consecuencias perjudiciales de su uso en un principio sólo eran de carácter ecológico, ya que las zonas devastadas jamás podrían repoblarse y sufrirían una contaminación casi perpetua, las más alarmantes surgieron en los años posteriores al conflicto: éstas se pueden definir en un incremento de patologías oncológicas entre los veteranos de la guerra, tanto en un bando como en el otro, y en las malformaciones de fetos de las siguientes generaciones de la población sobre todo la de Vietnam.

Según las estadísticas, en Vietnam unas 650 mil personas padecen enfermedades crónicas y otras 500 mil murieron por el efecto de los herbicidas usados en la guerra por las fuerzas estadounidenses.

“Este no es un problema del pasado, sino con consecuencias de largo plazo que deben ser atendidas”, advirtió el médico Wayne Dwernychuk, vicepresidente de Hatfield Associates, una agencia consultora sobre impacto ambiental, con sede en Vancouver, Canadá.

Dwernychuk habló el pasado martes 8 en una conferencia de prensa en Washington, coordinada por el Fondo para la Reconciliación y el Desarrollo, de Nueva York, la organización humanitaria Oxfam, de Gran Bretaña y el American Friends Service Committee.

Las victimas del agente naranja y sus familias reclaman una compensación desde la década de 1970. La mayoría de los casos se resolvieron mediante arreglos por fuera de la corte luego de muchos años de procedimientos judiciales y negociaciones.

Por su parte, el representante del opositor Partido Demócrata, Lane Evans, presentará las próximas semanas en Washington un nuevo proyecto de ley a la Comisión de Asuntos de Veteranos, destinado a ayudar a los descendientes de los soldados estadounidenses que pelearon en Vietnam.

A diferencia de los estadounidenses, los vietnamitas “se cocinaron” en “Agente Naranja". Sin embargo, aunque más de 77.000 veteranos estadounidenses de Vietnam demandaron al Estado por sus discapacidades y más de 4.400 demandas fueron atendidas, ni un solo vietnamita recibió algún tipo de compensación.

Si bien Washington, luego de idas y venidas, está asumiendo la responsabilidad por sus propios soldados, nunca ha manifestado intención alguna de compensar a la población vietnamita afectada.

"No se habla del agente naranja como arma de destrucción masiva, cuyas víctimas fueron combatientes y civiles por igual. Aunque el objetivo hayan sido los bosques y suministros de alimentos, el precio último lo pagaron seres humanos”, sostuvo John McAuliff, director ejecutivo del Fondo para la Reconciliación y el Desarrollo.

Las víctimas vietnamitas no se resignan a su suerte. “Para que nuestra relación con Estados Unidos sea normal algún día, ese gobierno debe aceptar su responsabilidad”, expuso Nguyen Thi Binh, ex vicepresidenta de Vietnam. Binh agregó que Washington también debía hacerse responsable de la utilización de productos tóxicos similares en Laos y Camboya.

Aunque las autoridades militares alegaron que desconocían los terribles efectos del herbicida en seres humanos, el científico militar James Clary admitió en 1988 que esto no era cierto: el ejercito estadounidense sí conocía los efectos.

En Vietnam, un país en el que el 50% de la población vive actualmente bajo el umbral de la pobreza, los afectados por el agente naranja constituyen una carga que muchas familias no pueden soportar. La Cruz Roja Internacional esta trabajando en Vietnam con los afectados, proporcionando a los jóvenes procedentes de hogares sin recursos, especialmente a los minusválidos, formación profesional y micro créditos que les permitan desarrollar una actividad estable y mejorar la economía familiar.





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