Asia meridional Casi la mitad del hambre mundial Según indicó el administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el pasado 8 de julio, Asia meridional será la clave para el cumplimiento de las Metas de Desarrollo del Milenio que la ONU estableció en el año 2000. "La región de Asia meridional representa el 40% del problema de la pobreza mundial, lo cual significa que le corresponde el 40% de la solución. Asia Meridional concentra el 40 % de la población mundial que vive con menos de un dólar diario por persona". En estos términos se expresó respecto al abatimiento de la pobreza Mark Mallock Brown, administrador del Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo (PNUD) en Londres al presentar el Informe sobre Desarrollo Humano 2003. Asimismo, entre otras cosas, 35 % de los niños del sudeste asiático carecen de educación primaria adecuada. Mallock Brown señaló que es ésta la región que determinará si los objetivos planteados por las Metas de Desarrollo del Milenio serán o no alcanzados . El Informe de Desarrollo Humano 2003 y las Metas de Desarrollo del Milenio. En varias oportunidades y diferentes escenarios -tanto de países del Sur como del Norte-, durante las primeras semanas de julio, el Informe de Desarrollo Humano 2003 fue presentado por diferentes autoridades. Como ejemplo, el propio Mallock Brown lo presentó en Maputo, la capital de Mozambique, el 10 de julio, con la asistencia del Secretario General de Naciones Unidas - Kofi Annan- ,líderes de otros países africanos, y unos días antes, en Irlanda y Canadá el lanzamiento estuvo a cargo de sus respectivos primeros ministros, Bartholomew Ahern y Jean Chrétien. Cada año, desde 1990, el PNUD ha encargado un Informe de Desarrollo Humano a un equipo independiente de expertos. Una red mundial de asesores -líderes del mundo académico, gubernamentales y de la sociedad civil- contribuye con datos e ideas que respaldan el análisis y las propuestas publicadas en el informe. El concepto de Desarrollo Humano va más allá de los ingresos per cápita, del desarrollo de los recursos humanos o de las necesidades básicas como medida de progreso humano, evaluando también aspectos como la libertad, la dignidad o el poder de iniciativa de las personas. Este informe analiza la evolución de los países en desarrollo durante la década de 1990, una década de crecimiento económico para algunos países pero de profunda pobreza para muchos otros, al tiempo que examina los vínculos entre las Metas de Desarrollo del Milenio y el Desarrollo Humano. Nuevo pacto de Desarrollo En un artículo de la oficina de prensa de PNUD en Nueva York se explica que el Informe de Desarrollo Humano 2003 presenta un nuevo Pacto de Desarrollo del Milenio, en el que se proponen nuevas políticas globales y regionales para dar un impulso al crecimiento y reducir la pobreza. El Informe sostiene que la inversión en industrias y empresas generadoras de empleo (como la manufactura y los textiles) es más importante para el desarrollo humano que la de las industrias que requieren de grandes capitales, como la prospección y la producción petrolera. El informe también hace un llamado a iniciativas especiales destinadas a apoyar a las pequeñas empresas y a los pequeños empresarios en los países en desarrollo. Por otra parte, apela a que los gobiernos de los países en desarrollo den prioridad a las inversiones en aquellos servicios básicos más imprescindibles para los pobres: escuelas primarias, en lugar de universidades, o centros médicos rurales, más que hospitales tecnológicamente avanzados en las grandes ciudades. "Los países no pueden permitirse esperar a ser ricos para invertir en sus ciudadanos, sino todo lo contrario", aseguró Jeffrey Sachs, economista de la Universidad de Columbia, Asesor Especial del Secretario General de Naciones Unidas en asuntos relacionados con las Metas de desarrollo del Milenio y colaborador invitado a la edición de este Informe sobre Desarrollo Humano. Agregó que " antes que nada, se necesitan centros de salud rurales, escuelas, infraestructuras viales, agua potable y saneamiento para que el crecimiento económico pueda implantarse. Invertir en satisfacer necesidades básicas no sólo es deseable, por derecho propio, para finalizar con el sufrimiento humano, sino que además es un componente fundamental de cualquier estrategia global de crecimiento económico" Por su parte, las Metas de Desarrollo del Milenio (MDM) parten de la misma premisa que el informe, indicando que el crecimiento económico, por si sólo, no liberará al mundo de la pobreza que agobia a más de mil millones de personas. Estas metas fueron fijadas por los 189 Estados Miembro de la comunidad internacional (Naciones Unidas) en la Cumbre del Milenio, en una sesión especial de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, celebrada en setiembre de 2000, que fijó el año 2015 como plazo general para su cumplimiento, y posteriormente fueron retomadas por la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sostenible. Asia meridional y el "modelo indio" En el día del lanzamiento del Informe sobre Desarrollo Humano 2003, los expertos de PNUD señalaron que Asia meridional no es solo importante por su gran población pobre, hambrienta y sin servicios básicos, sino también por la naturaleza de las soluciones que se ensayan en la región. Esta afirmación se basa en los ejemplos y afirmaciones de Mallock Brown en la presentación del informe que, especialmente, distinguía a India, por su reciente capacidad de generar recursos propios, de algunos países de África, más dependientes de la ayuda de donantes occidentales que la primera para el alcanzar las Metas . Agregaron que "lo que está en cuestión en Asia meridional es si prevalecerán o no las mejores políticas", ya que el flujo de asistencia allí dirigido es "relativamente insignificante" y que la "diferencia crítica" responderá, por sobre todo, "de calidad de las decisiones tomadas por los gobiernos y por el sector privado". Asimismo, Mallock Brown se declaró "gran admirador del modelo indio". Según su opinión, "ellos se están parando sobre sus propios pies, no extendiendo sus manos para que les den dólares o euros", y agregó que "la aplicación de fuertes medidas de los estados indios ha sido posible en base a la solidez de su sistema democrático". Sin embargo, explicó que las organizaciones como PNUD no pueden intentar crear programas "para" países como India, sino trabajar "con" ellos, pues sostuvo "son susceptibles en esos asuntos". Con esto, se refería sobre todo a la situación de Pakistán, país sobre el cual -si bien reconoció carecer de información suficiente- señaló que siendo una nación de mayoría musulmana el desarrollo para Mallock Brown es un "desfío de gobernanza crítico". Agregó, además, que para países como Paquistán el futuro dependerá de la descentralización gubernamental, y que el actual sistema político pakistaní ha demostrado escasa voluntad para aplicar varios programas de desarrollo. Tercer mundo clase A y tercer mundo clase B Por su parte, la experta Sakiko Fukuda-Parr, principal redactora del Informe de Desarrollo Humano, indicó que "lo que estamos viendo hoy es una especie de tercer mundo clase A y un tercer mundo clase B, ya que Asia meridional se está desempeñando muy bien, pero en algunas áreas le va mal". Para ejemplificar, Fukuda-Parr se centró, al igual que su colega, en el caso de India: indicó que avanza con rapidez hacia el cumplimiento de muchas de las metas, del mismo modo que China. En realidad, explicó, el desarrollo humano cayó en 21 de los 67 países evaluados por el PNUD para el informe de este año, y ninguno de ellos pertenece a Asia meridional. Lo que sucede es que el hambre se redujo en esa región considerablemente, pero igualmente 43% de los individuos que padecen hambre en el mundo la habitan, y las cifras de desnutrición continúan siendo enormes. Es más, a pesar de que la mayoría de los países del sudeste asiático avanzaron mucho en materia de producción de alimentos, la distribución sigue siendo problemática, subrayó Fukuda-Parr. Criticas desde la sociedad civil Si bien desde diversas Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) se reconoce que las MDM cuentan con un importante respaldo de la comunidad internacional, constituyendo un documento que contiene un consenso sobre los objetivos de desarrollo social emanados de las conferencias o cumbres de jefes de estado en relación al desarrollo organizadas por Naciones Unidas en la década de 1990, igualmente se han planteado varias críticas a las mismas. Básicamente, se concuerda en que las MDM responden a una tendencia prospectiva ya evaluada, que reunen la síntesis de metas ya propuestas desde comienzos de la década pasada en las conferencias o cumbres mencionadas, y que con muy poco o nada de esfuerzo se lograrían de todas maneras. Por esto, se afirma que el compromiso con las metas no está mal como acuerdo marco o pacto muy general para el desarrollo de los países que las han asumido, pero que representan objetivos un tanto desvaídos. Incluso, la propia generalidad de las metas no facilita su puesta en práctica a nivel local, por lo que queda mucho trabajo para cada región o país de interpretación y re-evaluación antes de su puesta en práctica, y en algunos casos ni siquiera son aplicables a determinados contextos. Como ejemplo, se habla de reducir a la mitad la pobreza extrema, no el número total de pobres. Además, se insiste en que algunos de los indicadores que se utilizaron para redactarlas ya habían sido ampliamente criticados desde el planteo del primer Informe para el Desarrollo Humano en 1990, y que el ejemplo más claro de esto se expresa en la definición de la primera meta, en donde se insiste en cuantificar la pobreza (la cifra es de un dólar diario), siendo ya probado que su definición exige un análisis bastante más complejo, en las diferentes situaciones regionales o locales. Asimismo, subrayan puntualmente la ausencia de la meta de brindar servicios de salud reproductiva a todas las mujeres, lo que constituía uno de los compromisos principales de las cumbres más importantes sobre población y desarrollo de 1994 y 1995, en el Cairo y Beijing respectivamente. Por otra parte, desde las OSC, también se critica que el proceso oficial de seguimiento no está aun definido, ni en sus mecanismos ni en periodicidad. Desde la Declaración del Milenio en el año 2000, las OSC comprometidas en el monitoreo del cumplimiento de las MDM, se han embarcado en diversos debates, de donde surgen otras apreciaciones más afinadas, que refieren en algunos casos a las metas en su conjunto y, en otros, a críticas puntuales de alguna de las ocho metas. Por ejemplo, Roberto Bissio, Director de la Red Social Watch , afirmó que las organizaciones de la sociedad civil deberían plantearse algunas preguntas acerca de las MDM; entre otras: "¿porqué la sociedad debería movilizarse tras ellas cuando tantas de las metas anteriormente planteadas por la ONU continuan sin alcanzarse?, ¿Son las MDG aplicables a todos (...)?, ¿Estas metas representan un nuevo acuerdo global o se trata de imposiciones a la antigua?. Por su parte, en el último Informe de Social Watch del año 2003, Martin Khor, Director de la Red del Tercer Mundo, ha criticado, principalmente, la meta 8, enfatizando que la misma no está bien detallada para definir las acciones necesarias en el ámbito de las finanzas internacionales, incluso los problemas de la deuda, los movimientos de capital y un sistema sano de financiación para el desarrollo. Para Khor, lo más importante sería "elaborar las distintas medidas, políticas y marcos necesarios para que el sistema financiero sea un componente clave de la "asociación mundial para el desarrollo", y no el problema que es en la actualidad".
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